martes, 3 de junio de 2008

Más sobre Clarice Lispector

Nada más hermoso que el regalo de un libro, ese objeto deslumbrante que nos llega desde un país lejano, enviado por la mano amiga que durante años lo armó y escribió con paciencia, rigor y amor infinitos, y que ahora nos sorprende en alas de la mensajería internacional. Así recibí "Clarice Fotobiografia" (São Paulo: edusp, Editora da Universidade de São Paulo, 2008), de Nádia Batella Gotlib, un texto prácticamente definitivo para completar el estudio de la vida de Clarice Lispector, la gran escritora brasileña. “Horas más tarde lo abrí, leí unas líneas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber dónde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. Creaba los obstáculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad…”, escribió Clarice en Felicidad Clandestina, ese cuento sencillo en el que describe magistralmente la dicha que despierta el libro presentido y ansiado con el que se hace clandestinamente el amor.
"Clarice Fotobiografia" es una obra bellísima, impresa con gran cuidado y calidad tipográfica, a colores, en cuyas 652 páginas se sigue, paso a paso, la historia y las circunstancias de una mujer que dejó una huella excepcional en la literatura iberoamericana. Como explica Batella Gotlib en sus palabras iniciales, éste fue para ella un proyecto antiguo, que se remonta a los años noventa del siglo pasado y que se ha nutrido de numerosas fuentes, entre ellas el acervo fotográfico de Clarice depositado en la Fundação Casa de Rui Barbosa, con casi setecientas imágenes, así como de los más de dos mil documentos que integran el Arquivo Clarice Lispector, donado por su hijo Paulo Gurgel Valente. A todo esto se suman las investigaciones puntuales y exhaustivas que durante casi dos décadas ha hecho directamente la propia Nádia, y los cientos de documentos, testimonios y fotos que pusieron a su disposición numerosas personas, artistas, poetas, amistades y admiradores que tuvieron la oportunidad de conocer a la escritora, en diversos sitios y momentos.
Libro indispensable, precioso regalo de Nádia, cuya "Clarice Uma vida que se conta" (São Paulo: Editora Ática, S.A., 1995) estudié con provecho y admiración cuando escribía mi ensayo "De Clarice", que sirvió de prólogo a "Cuentos Reunidos, Clarice Lispector" (México: Alfaguara, 2001). Aquella biografía fue el preludio de esta Fotobiografia, enriquecida con el recorrido personal de Nádia por los lugares donde vivió y estuvo Clarice, desde su nacimiento en Ucrania, hasta su desaparición en Rio de Janeiro. Fue mi amiga a Italia, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos, y por supuesto a las diversas ciudades que habitó la autora en Brasil. Estuvo en la remota Tchechelnik, donde la familia judía Lispector, que huía hacia América, se detuvo en 1920 para el nacimiento de Clarice, en medio de la violencia, el hambre, la guerra civil y el desasosiego desatados por la revolución bolchevique. Allí encontró Batella Gotlib un valiosísimo material gráfico y documental, imprescindibles para el conocimiento de la procedencia y el destino de su biografiada. Al verlo, no puedo dejar de pensar que fue en aquella época tormentosa cuando -acaso por una de esas misteriosas casualidades de la historia-, otro judío, Isaak Bábel, estaba enrolado en el Primer Ejército de Caballería y, a lomos de caballo, escribía los primeros borradores del "Diario de 1920", más tarde fuente de su famosísima "Caballería roja", joya de la literatura universal. ¿Qué une y separa a dos escritores de origen similar, tan extraordinarios y dispares, coincidentes por un instante en el ojo del huracán?, me pregunto al contemplar la imagen de una tropa de cosacos que, en el difícil camino del éxodo, le roban a los Lispector los pocos bienes que llevaban.
La familia llegó a Maceió (Alagoas) en 1922, y más tarde se trasladó a Recife, de modo que Clarice pudo afirmar, con cierto orgullo, que ella era nordestina, de esa región que describe crudamente Graciliano Ramos en "Vidas secas" y de la que luego procede, ausente de cualidades, la Macabea que la escritora retrató en "La hora de la estrella". Nádia sigue paso a paso la infancia y adolescencia de su biografiada, hasta en el barco que la trasladó a Rio de Janeiro en 1935, deteniéndose asimismo en los pequeños detalles que pudieron contribuir a la formación temprana de su vocación artística. Así, además de la referencia obligada a los libros para niños de Monteiro Lobato, entre otros, aparece la reproducción de la portada de "O lobo da estépe", de Hermann Hesse, publicada en Sao Paulo en 1935, y que cayó en manos de la quinceañera Clarice, en una lectura que probablemente influyó en el descubrimiento de la ruta interior que recorrería después. La incorporación de estos y otros muchos datos, aparentemente circunstanciales, pero bien seleccionados y oportunamente insertados, y que abarcan el ciclo de los 57 años que vivió la Lispector, son los que hacen de esta obra más que una biografía en el sentido tradicional, un testimonio vivo del tránsito de un ser humano que intentó descifrar, con la palabra, las ansias y el suspiro de un corazón salvaje.
Con el primer dinero que ganó por su trabajo, apunta Nádia, compró Clarice la edición brasileña de "Felicidade", de la neozelandesa Katherine Mansfield: “Mas essa sou eu”, exclamó al leer aquella obra, y publicó su primer cuento en la revista Pan, mayo de 1940, como ahora se nos muestra, rojo sobre sepia, el tiempo congelado en el comienzo de una brillante carrera literaria. Con esa doble, triple mirada hacia la realidad, el contexto y la interioridad de la escritora, la Fotobiografía…de Nádia Batella Gotlib sigue puntualmente el rastro vital de una escritora extraordinaria, así como la repercusión internacional de su obra. Pero hace algo más: penetra en el mundo íntimo de la Lispector, donde habitan su familia, amigos, esposo, hijos, relaciones, preferencias literarias, pinturas, viajes, mapas del pensamiento y la geografía, historías, cronologías y atisbos de la compleja red de sentimientos que plasmó en sus escritos.
En la sobrecubierta y al interior del libro aparecen fotos con el rostro fascinante de Clarice. Ahí están sus ojos, ventanas de un misterio existencial que embruja y reta la imaginación, fuera del tiempo, en una permanente interrogación. Desde estas páginas nos mira para siempre, arcana y cautivante en el silencio de su agua viva. Como dice Carlos Drummond de Andrade en su poema "Visão de Clarice": “Fascinava-nos, apenas, / Deixamos para comprendé-la mais tarde,/ Mais tarde, um dia… saberemos amar Clarice”.
Gracias a Nádia Batella Gotlib hoy sabemos amar mejor a Clarice Lispector.

©Miguel Cossío Woodward, mayo de 2008